Querida inquilina no deseada, ¿Porque me llenas de un cansancio y deseos de simplemente no despertar? Que no entiendes que solo obscureces y nublas más mi vista. Pareciera que quisieras matar mis esperanzas que de por si ya están golpeadas, pareciera que quisieras hacer mis noches más largas y mis días terriblemente miserables.
Te siento pesada en mi estómago, te visualizo como una piedra en mi vientre que empuja todo mi cuerpo hacia el suelo. Pareciera que de unas semanas para acá la gravedad de la tierra ha cambiado, aumentado y ahora me cuesta más caminar. Yo no te invité a venir, ha llenarme con tanto sentimiento entumecido. Yo no te invite a la ya enferma fiesta que me cuesta trabajo mantener sobria, necesitaba ayuda pero no era la tuya. Error mío al pensar que cualquier cosa que llegara sería buena.
Quiero cerrar mis ojos y encerrarme en un sueño de días, pero fuerzo mis manos a escribir a pesar de que las siento como largos lingotes de hierro que recalcan mi poca habilidad con las palabras. Esperen, ¿eso fueron mis manos o mi cabeza?
Te escribo hoy porque ya me tiene cansado que fumes en mi mente para invitar de regreso a todas las inseguridades que ya de por si me cuesta trabajo mantenerles la puerta cerrada. Pareciera que quieres un desfile de luces y miedo marchando por cada una de mis extremidades. Ya te he dicho que no te permito eclipsar mis rayos, nada ni nadie tiene derecho a hacerme menos sin mi consentimiento. Pareces un virus que se tiene por primera vez, solamente que me tienes atado de manos como un sumiso sin derecho a opinar.
Entras y sales de mis horas sin preguntarme, mis guerreros más cercanos te combaten y yo sonrío ante la hermosura de las almas que me cuidan. Me visualizo hincado, como rezando, con una luz enorme sobre mi rostro y me siento bien. Sonrío, lágrimas de gratitud ruedan como si encontrara angeles en el desierto. Pero tu y yo sabemos perfectamente cuando me encuentro desarmado, en las noches más frías, obscuras... solitarias. Ahora mientras escribo es cuando aprovechas para remarcar todos y cada uno de mis monstruos que tengo ocultos bajo la cama. Demonio alado que mantengo caliente en mi lecho cada noche, demonio que al menos me hace compañía.
Todos saben, incluyéndote a ti, que me ilusiono y amo como niño. ¿Virtud o defecto? Me quiero perder en el cuerpo y el placer, en la ilusión y la belleza, en los besos más dulces y en los agrios también. Soy adicto a múltiples drogas que me hacen olvidar por un momento el sabor a tierra en mi boca. Soy consciente de mis adicciones, de cada uno de los pecados que forman ya una larga lista roja. Tu me juzgas como sabes que todos los demás lo harán. Demueles my honestidad así como masticas mis trabajos y los tiras al suelo. Solo te digo que me puedes seguir arrancando lo que quieras, pero una carcajada mía obtendrás al final. Titanes mayores me han intentado derrumbar haciéndome saber el grano de mostaza que valgo.
La noche sigue con mis palabras y aunque me hagas querer desaparecer, aunque realmente quisiera desaparecer un momento... no puedo. Nuevos desafíos de espontaneidad e historias dignas de perdurar no dejas progresar. Los días siguen y algún nuevo inquilino pronto alojaré, así que lamento informarte que tu cuarto indisponible estará. No se cuando, pero tu y yo sabemos que hay partidas que son inminentes.
Pero basta de mi, quisiera ahora saber de ti.
No te costará mucho trabajo, si estás aquí susurrándome al oído, dictando mis palabras.
Roberto Mora