Ni siquiera se si abrirás el sobre que pasé por debajo de tu puerta, no se si desde esta primera linea que sepas quien soy me dejarás de nuevo hablando sólo, una vez mas.
Te escribo después de ver la pared por horas, sintiendo nada. Como si un vacío que me consume en el pecho succionara cada emoción como un hoyo negro. Pero las noches pasan y las palabras así como la emoción resurgen del polvo, o quizá ceniza... ya no se.
Lo primero que no entiendo de ti, es tu beso. Labios rotos de dulce prohibido que me quiebra mis labios de arena. Recuerdo aún la primera vez que me acerqué a tu rostro, el corazón se me salía por el pecho del solo sentirte cerca de mí. ¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez que la emoción y mi ritmo cardiaco me traicionaban? ¿Cuánto había pasado desde que mi simple respiro llamaba algún nombre?
Pero si algo he aprendido contigo es que todo termina antes de empezar, como nuestros besos y risas que aunque falsos todos me hicieron sentir vivo a momentos. Dicha y dolor encadenados, eso es lo que siempre has sido y sigues siendo. Estas palabras se sienten tan reales, ¿Porqué no dejas a nadie ver directamente a tus ojos azules para deleitar el caramelo de tu realidad? Estoy harto de tus mentiras, harto de tu boca atormentadora, harto de tu falsedad, harto de tu manipulación, harto de verte cada momento, harto de no dejar de quererte, de no dejar de pensar en un futuro juntos.
Entre silencios te escucho, entre lejanía te toco y entre otros labios te saboreo.
Estoy cansado del juego del amor, cansado de esperar lo mejor de las personas, cansado de pensar que podría cambiar lo que es inamovible. En algo te daré la razón, si eres tú. No puedo ser yo el problema, no puede ser mi devoción motivo de tu desprecio.
Me lastimas, y me gusta.
Recuerdo la mañana después de que te vi caminar lentamente lejos de mis palabras, con esa cara de satisfacción que tanto me gusta. Me paré frente al espejo y me abotoné lentamente mi camisa Adolfo Dominguez, para que me vieras bien si tropezaba contigo. Me enfundé en mis mejores jeans Armani, porque alguna vez dijiste que se me veían bien. Todo con un toque de mis mejores Ferragamo, nada más porque se que te hacen rabiar. Me miré frente al espejo, ojos cristalinos, me acerque a mi mismo y tuve que contener un lágrima. Volvía a sentir y solo pensaba: ¿Porqué hago todo esto por alguien que no puede aceptar cariño? ¿Existe realmente alguien incapaz de amar?
Juegos de niños, a eso me rebajas.
¿Sabes de que me acuerdo? De cuando mi mano se divertía con tu pelo despeinado, tal vez no lo notabas pero olía tu espalda mientras lo hacía. Sentía tu cuerpo pesado entre mis brazos rasposos y por un momento pensé que así era como quería pasar mis días. La verdad no te escribo para reclamarte ni para hacerte cambiar de opinión, desde tiempo atrás sabía que no podía esperar nada más de ti. Te escribo para que recuerdes nuestros mínimos momentos juntos. Te escribo para que si algún día me buscas de nuevo y ya no estoy, sepas que perdiste a la única persona que daba un carajo por ti en tus días de juventud.
Tanto teatro, tantos personajes, tanto drama, tantas mentiras y miedos que reflejas. Tanto teatro sin el que bien sabemos ninguno de los dos podemos vivir. El arte de querer sin ser correspondido, el arte de sufrir por el puro placer del corazón. Después de todo, si quisiera desaparecer lo que siento por ti ¿Lo haría? ¿Lo cambiaría? No, todo menos dejar de sentir.
No te veo y ya siento que te extraño
No te veo y ya siento que te has olvidado de mi
No te veo y ya siento como me duele la esperanza en el pecho
Cuanto me gustas, cuanto veo en ti que nadie ve.
¿Aún me culpas por mis palabras esa noche que nos quedamos solos?
No, ya te dije que no me digas Mora.
Roberto.
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Replay darling, just replay.
"You can't choose what stays and what fades away"
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