Bienvenue

viernes, 24 de mayo de 2013

Why I can't sleep tonight


- El silencio de una madre que deja de hablar durante cinco años

- Los extremos de mi sensibilidad

- La fragilidad de la persona

- El egoísmo que me persigue aunque me esconda

- El miedo a no olvidar

- Saber que todos lo inicios tienen un final

- La falta de control sobre el amor

- El terror a no hacer lo que quiero

- Mi seguridad al hablar de la mente humana, entender a la gente y dar consejos... ¿Y si estoy equivocado?

- El mal balance entre la vida y el poco tiempo del día

- La pregunta de siempre ¿Quién ama más?

- Los límites del cariño

- El peso de la sociedad sobre mis hombros

- La incertidumbre en la que vivo estos meses después de graduado

- El terrible amor que le tengo la teatro

- Escuchar "La infancia es como un cuchillo clavado en la garganta" y pensar que quizá yo tengo aún el mío clavado y no me deja respirar

- Tú inocencia, esa me mata y me aterra

- La pregunta: ¿Realmente estoy yendo hacia adelante? ¿O no?

- El amor de un padre hacia un hijo

- El hablar, y que nadie escuche.


Mi cabeza es un mercado. Cállenla, por favor cállenla.

Roberto

domingo, 12 de mayo de 2013

4° Concurso Nacional de Monólogos - ITESM

Bueno, pues como algunos sabrán y otros no, llegué a la final del concurso nacional de Monólogos con mi texto original titulado "El cuadernito de las preguntas". Gané en las dos primeras rondas, pero pues la tercera me falló ;) 


Yo sabía desde un principio que mi trabajo no es exactamente lo más recomendado para este tipo de concursos, pero yo estoy muy orgulloso de las piezas que creo y tengo un trabajo un poco definido en términos artísticos de gustos y preferencias. 
Muchas veces no comparto mi trabajo, pero creo fielmente que este ha sido uno de los mejores trabajos que he echo hasta ahorita. Me encanta mi texto, mi presentación, mi personaje, mi mensaje... simplemente quedé encantado con la experiencia de poder ir a la final a Monterrey, la gente que conocí y las enormes enseñanzas que me llevé de todo esto. 

No es ni cercanamente lo mismo verlo en vivo, pero para los que no tuvieron oportunidad de verme les dejo la liga donde pueden ver el Cuarto Concurso de Monólogos del ITESM completo. 

http://new.livestream.com/itesm/concursomonologos 

Me gustaría que lo vieran completo porque hay trabajos que valen mucho la pena, pero si únicamente quieren verme a mi pueden verme en el minuto 21 y en el 42 del livestream. 


En un post posterior les dejo el texto original que es más largo y un poco diferente a la versión que presenté.   ¡El límite de tiempo fue un problema horrible!

Gracias por el apoyo ENORME que recibí, fue... overwhelming. 
Y gracias a todas las personas desconocidas que se me acercaron a apoyar mi trabajo y darme las gracias por la presentación. Para mi eso vale todas las horas de trabajo. 


Roberto Mora 



Alebrijes


Alebrijes


Movía sus pequeños brazos hacia el alebrije giratorio sobre su rostro. Recostado, con tan solo unos meses de vida, el pequeño solo piensa en el par de notas que se escuchan a su lado mientras disfruta del suave calor sobre sus dedos. Calor proveniente de los primeros rayos de mañana que entran a través de la ventana.
            Debajo de la ventana del cuarto, de tenue azul y tapiz de globos, se encuentra un pequeño buró blanco. Sobre él, se encuentra una pequeña caja de música en forma de carrusel. Pequeños caballos dorados que giran al tono de dulces notas para el niño.
            El carrusel musical posee un pasado misterioso que se oculta tras un canon en D. Mientras cualquiera escucharía un DO mayor, Gustavo aún escucha las trompetas y redobles  del circo mezclados con colores de bailarinas y acróbatas. Gustavo se encuentra de pie viendo desde el otro lado del cuarto a su hijo jugar, sabiendo que con la última nota del carrusel vendría el momento de actuar.
            Las gitanas habían sido claras en la profecía, la madre del niño moriría al nacer y él sería el único que podría salvar al circo de los tiempos de decadencia que se aproximaban. Ahora que Lucía no estaba, Gustavo sabía que el destino del pequeño sería estar el resto de sus días preso de esa caravana viajera. No podía permitirlo. Habían jurado salir de ese infierno sobre ruedas.
            El bebé aún movía sus pequeños brazos hacia el alebrije sobre su rostro cuando la última nota del carrusel, único recuerdo que conservaría de su madre, sonó. Se extendió un silencio denso que recordaba al entierro de Lucía. Éste fue roto por una risa del pequeño.
Gustavo sabía lo que tenía que hacer.



Roberto Mora