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jueves, 30 de julio de 2015

La devaluación del amor

Pienso que hoy en día el amor y el romanticismo están devaluados. Las cosas no son como antes y no necesariamente tendrían porque ser así, lo se. Yo no pido galantería, no pido viejas costumbres, no pido siquiera un gran dote ni amor por toda la vida. Simplemente amor del bueno, aunque sea efímero, eso lo puedo soportar. Yo veo a mi alrededor y no veo esos grandes amores que antes existían. Esas parejas que se miran y están en ese momento el uno para el otro, aunque sea por un corto tiempo. Lo que daría por al menos conseguir amantes como los de antes, no juzgo a nadie que quiera una noche divertida que termine en sexo y un adiós mañanero (o nocturno), pero ya ni eso existe. Hoy en día las personas buscan alguien con quien pasar el rato, no te ven ni a los ojos, ni siquiera tratan de pasar una noche divertida. Es como si todo se redujera a un orgasmo que para el caso puedo conseguir sólo. Me encantaría un buen amante, de esos que sólo a veces están y hacen latir tu corazón más rápido que de costumbre. Un amante que quiera divertirse y que los dos sepamos que todo lo que estamos buscando es amarnos un corto tiempo y esporádicamente. Pero ya ni eso podemos conseguir en el siglo XXI, es como si nos esforzáramos por no interesarnos en el otro, es una devaluación total del amor hacia el prójimo. Es hermoso ver a esas parejas que se encuentran y creen que estarán juntos para toda la vida, es incluso hermoso cuando uno mismo encuentra a alguien que nos ilusiona con la esperanza de un compañero de por vida. Pero cuando no estamos ahí ¿Qué nos queda? No hablo por mi, hablo de nosotros como cultura. Que chingón si tienes una pareja estable, bravo. Pero ni todos estamos ahí y la mayoría no durará tanto como quisieran. Cuando estamos fuera de ese círculo es como ver la podredumbre de una cultura de amor muerto. Quisiera ver a alguien a los ojos y decirle, te amo. Un instante de amor, sólo un instante con un beso y que no me tomaran por loco. ¿Qué tiene de malo querer amar? ¿Qué tiene de malo querer entregarse las veces que sea necesario con los ojos cerrados? No necesito un amor para toda la vida (no es que no lo quiera), pero vivimos en la cultura del miedo, ya nadie entrega su alma y su corazón a nadie. Somos celosos con nuestra persona, temerosos a lo que nos puedan hacer y nos hemos convertido en una cultura que desprecia el cariño ajeno por el propio. Pocos son los que aún leen novelas románticas, pocos son los que se ilusionan y ríen como niños sin importar su edad, pocos son los que quieren amar de verdad sin esperar nada a cambio. Porque la final del día la cultura multinacional nos ha llevado ha creer inconscientemente que el sexo, el cuerpo y el amor son simplemente una transacción. El amor tiene que ir más allá de un like en Tinder o Facebook. Siento una necesidad de sobreponerme a la cultura, de accionar para poder más que los demás sobre mí. Pero al final del día, el amor es de dos, siempre. Nadie ama de verdad sólo. Quisiera decirles que estoy ilusionado con un futuro brillante, pero no es así. La realidad es que el desazono en mi boca ya se ha vuelto permanente. El asco en el estómago por sentirme incomprendido es algo con lo que despierto y me voy a dormir cada noche. 
Sobrevaloramos absolutamente todo menos lo verdaderamente importante, el otro. 

Roberto Mora 

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