Bienvenue

jueves, 18 de agosto de 2011

Mi Luciérnaga

Hoy salí a correr y me encontré a una luciérnaga en el camino. Al instante me encantó su brillo y pequeñez. Simplemente me hipnotizó como volaba lentamente, así como se había topado de frente conmigo. En medio de la calle, entre millones de posibilidades, estaba yo con mi luciérnaga en mano. 


Al instante pensé: "Serás mía". Luego luego empecé a fantasear acerca de como la llevaría hasta mi casa y buscaría un lugar para que no pudiera escapar. La imaginé en un frasquito en mi cuarto, ella contemplándome en el día y yo contemplándola de noche. La alimentaría, la dejaría salir de vez en cuando, la cuidaría y lo que tuviera de vida la pasaríamos juntos la luciérnaga y yo.


Fue entonces cuando ahí, en medio de la oscura noche, con la luciérnaga en mano me golpeo la realidad. Me di cuenta de que estaba haciendo lo que siempre hago con las personas. Fue un sentimiento tan fuerte, como abrir los ojos pero con un toqué de melancolía. No es que no sepa como soy, pero vi reflejados todos mis comportamientos en ese instante. Mi alma lloró en silencio mientras veía la diminuta luz apagarse y prenderse en mi mano.


Sin saber que era mía, lo fue. Y sin saber que era mía, le dije adiós. Seguí mi camino. 
También como siempre.  




Roberto Mora 








-- Experiencias con aires de metáfora -- 

No hay comentarios:

Publicar un comentario